El azul es, en verdad, el color de todas las cosas imposibles y lejanas.
Vemos azul en la superficie del lago, pero al acercarnos y tomar un poco de agua en la palma de la mano, el azul desaparece. Y ¿qué me decís del azul del cielo? Leí una vez una leyenda de un monje taoísta que estaba meditando y de pronto una cigüeña de largas patas descendió sobre él, y el monje se subió a su lomo y se fue volando por los aires. Seguramente, si el monje hubiera subido en dirección al cielo habría visto en seguida cómo el color azul desaparecía. Allí, más allá de las nubes, es donde viven los dioses.
Nadie ha visto nunca el amor ni la nostalgia. Si tienen algún color, ha de ser el azul sin duda.
Andrés Ibáñez. El perfume del cardamomo. Cuentos chinos. Madrid 2008.