martes, 10 de enero de 2012

Azul, el color de las cosas imposibles y lejanas



Contemplo las montañas a través de mi ventana, y me pregunto por qué tarda tanto mi amigo. ¿Qué es lo que le retiene? ¿Quizá se ha olvidado de mí? Las montañas del oeste se ven azules en la distancia. Seguramente un viajero que se pusiera en camino y llegara hasta su falda no las vería azules: las vería del color de las rocas, de las flores, de los abetos.

El azul es, en verdad, el color de todas las cosas imposibles y lejanas.

Vemos azul en la superficie del lago, pero al acercarnos y tomar un poco de agua en la palma de la mano, el azul desaparece. Y ¿qué me decís del azul del cielo? Leí una vez una leyenda de un monje taoísta que estaba meditando y de pronto una cigüeña de largas patas descendió sobre él, y el monje se subió a su lomo y se fue volando por los aires. Seguramente, si el monje hubiera subido en dirección al cielo habría visto en seguida cómo el color azul desaparecía. Allí, más allá de las nubes, es donde viven los dioses.

Nadie ha visto nunca el amor ni la nostalgia. Si tienen algún color, ha de ser el azul sin duda.



Andrés Ibáñez. El perfume del cardamomo. Cuentos chinos. Madrid 2008.